Marcelo Altamirano, economista y docente de la facultad de Ciencias Económicas y de Administración de la UNCA, hizo un repaso sobre el escenario económico actual y de cómo la pandemia por el COVID-19 afectará a futuro la actividad.

Se calcula que el 60% de la población mundial ha disminuido drásticamente su actividad socio económica y eso tiene claramente consecuencias.

En términos generales, esas consecuencias no son tan distintas a las de cualquier crisis por grande o pequeña que esta fuera, es un ciclo más de la economía. En este contexto, dominado por los medios de comunicación, donde al parecer se dirime la cuestión, escenario al que concurren opinadores variopintos a discutir la coyuntura y de cómo se sale de esto. Buscan en el pasado situaciones iguales o parecidas a la actual para argumentar sus respuestas y posteriores recetas, no se ponen colorados ante tanta falta de respeto a la historia. Otros se revelan como hábiles analistas sobre la verdad que está oculta en la forma de contar los contagiados, los recuperados o los muertos. Sorprende un, hasta ahora, desconocido respeto por la tarea de los científicos, como diciendo “rápido por favor hagan la vacuna que debemos seguir con lo nuestro”.

El tema es global y todos se van a encerrar cuando se trate de comprar y se van a abrir cuando se trate de vender, pero esto hace rato que viene pasando, el comercio internacional aceleró su parate en una reducción cercana al 25%, pero ya venía en una franca disminución producto de la guerra comercial entre EE.UU. y China.

En el horizonte se ven planes gubernamentales de contención para todo el mundo, para que nadie pierda. Emisión, congelamiento, diferimientos de pagos, subsidios a tasas de interés e  ingreso universal garantizados. Todo ese dinero irá, más tarde o temprano, a parar a los bancos cuyo primer reflejo fue subir las tasas de financiamiento de las tarjetas, por si alguien tiene dudas.
Con algunos detalles sobre cómo controlar algo del mercado de cambios para evitar que las clases acomodadas canalicen hacia allí sus ahorros por disminución de consumo suntuario y de  movilidad, por eso el tipo de cambio está subiendo.

Sector privado

¿El sector privado qué hace mientras tanto? Los más grandes directamente discontinúan recursos (despidos, suspensión de compras de insumos, etc.), proponen a sus empleados reducciones salariales solidarias y suben los precios en una colusión perfecta.
Los del medio buscan salidas imaginativas, gambetas graciosas como la de cobros anticipados de consumos futuros, revisan sus organizaciones o deciden sacar algunos dólares ahorrados para seguir a flote. Muchos, de los grandes o medianos, en algún momento quebrarán y mudarán el capital hacia otros vientos.

Los más pequeños, ahí, mientras esperan que se abra el paraguas del gobierno, rezan y maldicen.
El paréntesis de la cuarentena solo es un momento, no creo que de tiempo para muchas respuestas. La crisis ya estaba, solo se evidenció con costos muy altos y la reacción probablemente será la misma, patear la verdadera contradicción para más adelante.